Esta flor de botón amarillo se asocia a la belleza del amanecer, pues es una de las primeras en abrir los pétalos por la mañana. A ello hace refrencia su nombre, Daisy (en ingles margarita), una contracción de day's eye, que significa "ojo del dia". Daisy se engloba dentro del grupo de hadas de la primavera.
Según la mitología clásica, la margarita, la más hogareña de las flores es una ninfa a quien los dioses transformaron en flor. Cuenta la leyenda que Vertumno, guardián del jardín de los dioses, vivía dedicado a las flores y los árboles, cuando un día pasó por allí, huyendo de un indeseable sátiro que la perseguía, una hermosa ninfa nieta de Danao, rey de Argos. Vertumno, con el fin de protegerla de su perseguidor, la transformó en una sencilla flor a la que puso p or nombre Bellis, que en latín significa hermosa. Así, la ninfa escapó de su fatal destino y conservó la inocencia, la hermosura, la fidelidad, y la pureza, cualidades que se han transferido al hada que lleva su nombre.
Como encarnación de todas estas cualidades, que forman parte del amor y del cariño, la margarita es una de las flores que mejor definen estos sentimientos. Bien conocido es el ritual adivinatorio que introdujo la tradición romántica, encarnada en Goethe, y que permite averiguar a un rejuvenecido Fausto si su amor es correspondido, son sólo deshojar los pétalos de la flor mientras repite la fórmula " Me quiere, no me quiere". Otro ritual, esta vez de tradición británica, afirma que si se quiere soñar con el ser amado, es suficiente con poner unos zapatos en el jardín, junto a la ventana, y colocar un manojo de raíces de margarita bajo la almohada.
LA CANCIÓN DEL HADA DE LA MARGARITA
Vén, acércate a jugar conmigo,
yo soy la flor de los niños,
En un bonito collar ensarta mis colores,
juntos todo un largo día
hasta que el sol se despida.
Debo ir a descansar ahora,
mañana volveremos a jugar.
Mis pétalos cierra bien,
tan suaves, rojos y blancos,
hasta el amanecer soñando.
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